Esta semana hablamos sobre los referentes culturales de los adolescentes de hoy día, la Generación Alfa. Nos acompañan en el estudio Claudia (11 años), Inés (13 años), Pepe, profesor de E.S.O. en un instituto público de Móstoles y Abel, trabajador de la industria cultural.
Se ha hablado mucho sobre los usos y costumbres de las generaciones, cada una de ellas marcada por unas circunstancias sociales y económicas, o dicho de otra forma, cada generación ha sufrido sus crisis y ha sido exprimida de una forma distinta por el capitalismo, que además a lo largo del tiempo ha ido mutando en formas más amables y más sutiles, pero con un trasfondo igualmente apestoso.
Se habló de los baby boomers nacidos en los 60 y mediados de los 70. De la generación X a finales de los 70, que crecimos oyendo hablar de dispositivos electrónicos y que nos arrasaron ya en nuestra edad adulta. Aquellos a los que se regalaba el Spectrum en la comunión y que tuvimos internet con 20 años.
Se habla también de los millenials que nacieron entre los 80 y los primeros 90, mucho más familiarizados con las comunicaciones y la tecnología digital. Fueron niños medio analógicos y adultos tecnológicos, ya en los 2000. Sus hijos fueron la generación Z, que accedió a internet desde muy jóvenes y penetraron muy pronto en el mundo digital. Y ahí se acaba el alfabeto. Para lo que viene después ha habido que utilizar la primera letra de otro distinto.
La generación alfa, etiquetada así para los nacidos a partir del 2010, es la primera generación totalmente digital. Se marca esta fecha por incluir a todos aquellas que nacieron después del lanzamiento del primer iPad, hito de referencia para el capitalismo digital. Ninguna de las generaciones anteriores será comparable a nivel digital con los Alfa, que, como contraparte, serán la primera a la que le serán ajenos muchos aspectos del mundo analógico. Mientras que el resto de las generaciones todavía están aprendiendo a adaptarse a un mundo digital, estos niños representan "la primera generación totalmente digital".
La tecnología en general, y las redes sociales en particular, favorecen que todo ocurra mucho más rápido. En la generación teenager no hay tiempo para el aburrimiento, las modas duran días, el lenguaje cambia por semanas, la estética arrasa con todo, las poses y el exhibicionismo digital son lo más y las redes son correas de transmisión de valores que en muchas ocasiones son cuanto menos dudosos. Una generación entre los 10 y los 20 años que pasa por ser supersocial, pero que a la vez viven más aislados unos de otros. Digámoslo así: es más fácil saber lo que hacen sus amigos que saber lo que les pasa.
Una generación que bebe de sus referentes culturales que se cultivan principalmente en los streamings de plataformas como Twitch, Youtube y, más recientemente, en Kick. Y también en TikTok, Instagram y en los rescoldos de Snapchat. Un universo de redes donde la imagen y la instantaneidad lo son todo y un tufillo de individualidad y ostentación neoliberal impregna muchos gestos. Tantos seguidores tienes, tanto vales. Haciendo caja a ritmo de like. Ojo cuidao.
Hay muchas cosas que por brecha generaciones no llegamos a comprender, pero lo que si que tenemos muy claro es que las batallas culturales que se disputan en las generaciones más jóvenes son cruentas. Batallas en las que hasta hace unos años se arrasaba por la izquierda, y por la izquierda de la izquierda, se están perdiendo ahora por la derecha. Como decía hace unas semanas Ignatius Farray en la entrevista que le hizo Jordi Évole, “nos han robado el punk”. La derecha hace política haciéndose los antisistema y las víctimas mientras defienden sus privilegios. Y esto lo sabemos bien en Madrid. Mientras, asistimos perplejos al auge de la ultraderecha, a la aniquilación total de la conciencia de clase y la precarización de las condiciones de vida de la clase obrera.
Estamos preocupados, pero no somos derrotistas, confiamos en que la respuesta ante la presión del capitalismo esté a la altura, porque ahora y siempre, seguimos llevando un mundo nuevo en nuestros corazones. Y ya que estamos diciendo viejos lemas queremos recordar también aquella vieja canción que entonaba aquello de que nuestros hijos nacerán con el puño levantao… aunque sea para sujetar el mando de la Switch.
Tracklist: